UN FANTASMA RECORRE EL MUNDO DE LA CIENCIA: el fantasma de la tecnolatría

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Viñeta de: El Roto – Publicada por El País

EDITORIAL 18 de ENERO 2015

Carlos Merenson 

Frente a las cuestiones ambientales resulta esencial analizar los temas con un enfoque científico. De allí la importancia que reviste echar luz sobre la crítica del ecologismo hacia una letal desviación existente en ese campo: la tecnolatría.

Frente a las denuncias sobre el rumbo suicida de nuestra civilización industrial los tecnólatras, enarbolando el ícono de esta nueva religión: investigación, desarrollo  y mercado aseguran que no se pueden tomar en serio advertencias tan horrendas, que hay sobradas razones para desoírlas y que no hay nada de qué preocuparse. Obviamente gran parte de la gente prefiere aceptar este mensaje tranquilizador antes que oír las campanas de alarma de los catastrofistas.

Entre los devotos de la tecnolatría tenemos una pléyade de científicos y tecnólogos convencidos del poder y la infalibilidad de sus conocimientos y una miríada de legos que encuentran profunda tranquilidad al haberse convencido del poder y la infalibilidad de los conocimientos científicos de los que carecen absolutamente.

La tecnolatría ha conducido a la gran mayoría de la gente al espejismo de pensar que los problemas ambientales y las crisis ecológicas – en la práctica – no existen, ya que en todos los casos el ingenio humano logrará superarlos. Se revive así el culto al cuerno de la abundancia pero reemplazando a la cabra Amalthea, de la mitología clásica, por la ciencia y la tecnología capaces ahora de alimentarlo por siempre.

Para el tecnólatra el ambiente no impone límites para el crecimiento de la humanidad en tanto podemos agotar lo que hoy consumimos, porque antes de llegar a ese punto, el progreso tecnológico encontrará o inventará los sustitutos.

En este punto y tal como lo propone Jorge Riechmann en Dejemos de Engañarnos, cabría decir que a tanta voluntad de desconocimiento habrá que oponer alguna voluntad de verdad para desenmascarar al fantasma de la tecnolatría que amenaza nuestro presente y compromete el futuro de la humanidad.

El ecologismo no desarrolla una cruzada anticientífica sino que intenta volver a dar al progreso técnico su lugar, porque está persuadido que nada permite considerarlo virtuoso por naturaleza. Ha sido el propio razonamiento científico el que ha demostrado que el conocimiento científico no encierra fundamentos definitivos y absolutos, ni siquiera en el ámbito de las ciencias exactas (Teorema de Incompletitud de Gödel). En consecuencia, depositar una fe ciega en la ciencia y esperar que las soluciones tecnológicas – por sí solas – logren dar respuesta a la crisis sistémica que enfrentamos es un acto profundamente anticientífico, como también lo es pretender que las soluciones tecnológicas nos puedan ayudar a realizar el sueño imposible de un crecimiento infinito dentro de un sistema finito.

Resulta ilustrativa la declaración conjunta firmada por primera vez en la historia por la Sociedad Real de Gran Bretaña y la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos emitida en 1992, en vísperas de la realización en Río de Janeiro de la Conferencia de Naciones Unidas para el Ambiente y el Desarrollo según la cual: Si las predicciones actuales sobre el crecimiento de la población demuestran ser ciertas y los patrones de la actividad humana en el planeta no cambian, la ciencia y la tecnología no podrán prevenir la degradación irreversible del medio ambiente y la pobreza continuada de la mayor parte del mundo.

Para ampliar información sobre el infundado optimismo tecnológico resultan de interés los trabajos de Herman E. Daly y John B. Cobb: Para el bien común; de Antoni Domènech: La ciencia moderna, los peligros antropogénicos presentes y la racionalidad de la política de la ciencia y la tecnología; de Barry Commoner: Science and Survival (obra en la que llamaba la atención sobre los riesgos del complejo tecnocientífico y denuncia la orientación biocida de la civilización industrial); de Nicholas Rescher: The Limits of Science  y de Postman: El Vértigo de la Tecnología las 5 advertencias del Cambio Tecnológico.

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